kinokulak

19 de octubre de 2012

DE CÓMO ENGORDÉ BUSCANDO EL HAMBRE EN LA RUSIA SOVIÉTICA. *

POR WILLIAM H. DUPREY
MIEMBRO DE LA DELEGACIÓN DE OBREROS PARA LA URSS, MIEMBRO DE LOS OBREROS TEXTILES UNIDOS DE AMÉRICA
(AMERICAN FEDERATION OF LABOR, [A. F. OF L.].)

PUBLICADO EN 1936
DISTRITO DE AMIGOS DE LA UNIÓN SOVIÉTICA DE NEW ENGLAND
12 NEWBURY STREET, BOSTON, MASS


PRÓLOGO

Fui uno de los doce obreros y campesinos elegidos por sus propios sindicatos y organizaciones fraternales, auspiciados por el Grupo de Amigos de la Unión Soviética, para visitar la URSS e informar sobre cómo funciona en la práctica el Socialismo. William Randolph Hearst, en su cadena de periódicos como el Boston American, el Boston Advertiser, el New York Evening Journal, y demás, ha estado difundiendo declaraciones acerca de que en la Unión Soviética no existen verdaderos sindicatos, de que los ciudadanos soviéticos pasan hambre, de que la Unión Soviética está dirigida por un dictador. Obreros y campesinos fuimos enviados allá para averiguar si Hearst decía la verdad o mentía, para enterarnos de cómo los ciudadanos soviéticos trabajan y se divierten, qué comen, cómo funcionan sus sindicatos y cooperativas de producción agrícola, si tienen desempleo, qué medidas se toman para la vejez y la discapacidad, cómo se tratan a las mujeres y niños, y muchas otras cuestiones.

Había entre nosotros representantes de Amalgamated Association of Iron, Steel, and Tin Workers (A. F. of L.) , de United Mine Workers of America (A. F. of L.) , de United Textile Workers of America (A. F. of L.) , de Wisconsin Cooperative Milk Pool, de International Brotherhood of Electrical Workers (A. F. of L.) , de Dyers Local No. 1773, Paterson, N. J. , y de muchas otras organizaciones. Cuatro somos miembros del Partido Socialista. Había un minifundista de Michigan, un pequeño productor lechero de Winsconsin, un maestro de escuela y un doctor. Varias nacionalidades y etnias estaban representadas: lituanos, italianos, polacos, judíos, negros, franco-canadienses. En el grupo había católicos y protestantes.

Fui elegido por obreros textiles, entre otros, en una asamblea de New Bedford, Massachusetts, que fue respaldada por el Sindicato de Tejedores, U.T.W.A. (A. F. of L.). Varias organizaciones eclesiásticas y clubes religiosos ayudaron a completar la suma necesaria para el viaje. Soy ayudante de operario de máquinas textiles y trabajo en el proceso final del hilo de algodón, montando y dimensionando los extremos antes de que vayan a los telares. Gano 16.70 dólares por semana. Soy católico practicante, miembro activo del Partido Socialista y ex miembro de la Guardia Nacional. Mi padre es un trabajador textil, miembro del sindicato durante cuarenta y cinco años. Tengo ascendencia franco-canadiense, y en casa hablábamos el inglés y el francés.

¡Cuánto he escrito sobre nosotros! Lo más importante es lo que sigue: qué fue lo que vimos en la Unión Soviética.

DE CÓMO ENGORDÉ BUSCANDO EL HAMBRE EN LA RUSIA SOVIÉTICA.
Por William H. Duprey

Marineros franceses y marineros rusos

Viajamos en tercera clase hasta Londres en el transatlántico francés Ile de France, y desde Londres a Leningrado en el barco ruso Cooperatzia. Los tripulantes del Ile de France nos dijeron que todos pertenecían al Partido Socialista Francés. Al enterarse de que cuatro de nosotros éramos Socialistas, insistieron en que nos uniéramos en un frente unido a los obreros comunistas, de la manera en que ellos habían hecho en Francia. Los marineros franceses tenían que trabajar muy duro y casi no tenían tiempo para sí mismos. La disciplina era muy estricta, los oficiales se oponían a que los pasajeros hablaran con los marineros.

La atmósfera en el barco soviético era extrañamente diferente. Los marineros no saludaban a los oficiales, sino que los llamaban “camarada”. Cuando estaban fuera de servicio, me sorprendió ver al capitán y a los miembros de la tripulación juntos cantando con todas sus fuerzas. Había una gran habitación común para marineros y oficiales, y una “esquina roja” con un busto de Lenin, libros y artículos. Me comentaron que el trabajo de la tripulación no era muy duro. Estarían en tierra durante el próximo viaje del Cooperatzia con el pago completo —hacían un viaje de cada dos, de manera de poder estar en casa con sus mujeres y familiares la mitad del tiempo. Me di cuenta de que la disciplina era estricta cuando estaban de servicio, y tanto los oficiales como los marineros parecían competentes en su trabajo.


Leningrado

Fuimos recibidos en el muelle de Leningrado por representantes de los sindicatos, reporteros de periódicos y fotógrafos. Había una banda de obreros de un taller que era muy buena. Después de los discursos en ruso y en inglés nos fuimos a nuestro hotel y cenamos. La cena fue excelente pero el servicio era escaso. Me explicaron que no había suficientes camareros y la razón de esto era que tomaban otros trabajos.

Al día siguiente visitamos la Fortaleza de Pedro y Pablo, una antigua mazmorra para presos políticos —obreros hechos prisioneros por los capitalistas rusos porque luchaban por sus derechos y por un gobierno obrero. Ahora es un museo. El antiguo palacio del Zar es también un museo —todo ha quedado como lo dejó la familia del Zar. Vi en la Unión Soviética que los lugares históricos —antiguas prisiones, palacios, muchas de las iglesias— se mantienen intactos, se han vuelto museos.

Sabía que había sido mandado por los trabajadores de New Bedford para algo más importante que visitar museos, así que los pocos días siguientes los dediqué a investigar las fábricas textiles de Leningrado. Durante mi estancia en la Unión Soviética me concentré en las fábricas textiles y en los talleres de ropas, viendo con mis propios ojos cómo funcionan, qué tipo de maquinarias usan, cómo están organizados los sindicatos y cómo se desempeñan, los horarios, los salarios, y las condiciones de vida de los obreros textiles y de la ropa.


Labor de detective aficionado en la Unión Soviética

Antes de salir de Estados Unidos algunos de mis amigos me aconsejaron que no creyera en todo lo que me contaran. “Te mostrarán solamente lo que ellos quieren que tú veas”, me advirtieron. “Así que mantén los ojos bien abiertos”.

Por eso fue que durante mi estancia en la Unión Soviética realicé una pequeña labor de detective aficionado. Las delegaciones de los sindicatos venían a informarnos sobre las fábricas textiles que serían las más apropiadas para visitar. Después de haberles dado las gracias con mucha amabilidad, con mi compañero delegado, Adam Chada, un minero lituano de Pennsylvania que hablaba ruso, salíamos a investigar las fábricas textiles que el sindicato no había recomendado. Más tarde iríamos a examinar también las fábricas modelo. Casi siempre viajábamos montados en tranvías. Le tiraba de la manga a Chada y le decía: “Bajémonos aquí”. Descendíamos y nos dirigíamos a la casa de algún obrero. Chada explicaba quienes éramos y el obrero nos mostraba su casa. Nunca pudimos escaparnos hasta no haber ingerido una comida con el obrero y haber bebido algún buen vino soviético. De este modo llegamos a promediar unas seis comidas al día. En mis intentos de encontrar una familia hambrienta en Rusia, que es de lo que habla Mr. Hearst, gané 15 libras (6,8 kg) de peso.


Fábricas textiles en la Unión Soviética

Visité la fábrica “La Rosa Roja” en Leningrado, que es la mayor fábrica textil de Europa. Fabricaban productos acabados de algodón y algo de lana. En 1930 el salario promedio en la fábrica era de 93 rublos al mes. En 1935 es de 184, y muchos obreros ganan bastante más. La mayor parte del trabajo es a destajo. No tienen relojes contadores, pero usan su propio sistema para medir el trabajo— supervisado, habría que decirlo, por los propios trabajadores. Las mujeres reciben igual salario que los hombres por el mismo trabajo.

Todas las máquinas peligrosas están protegidas. Algunas máquinas que no habríamos pensado en proteger en los Estados Unidos (por ejemplo, las poleas de correa inferiores en la sala de corte) están cubiertas. En la sala de tejido se cubre la zona donde la lanzadera golpea el interior de la carcasa.

La comida de un obrero con familia cuesta alrededor de 168 rublos al mes. Los trabajadores pagan el 10% de su salario por el alquiler. Las cuotas sindicales representan el 1% de los salarios mensuales.

De esta forma, una pareja en la que ambos trabajan, tendría dinero tanto para cubrir sus necesidades como para muchas comodidades. No cabría preguntarse entonces por qué el 70% de los obreros de la Unión Soviética posee cuentas bancarias.

Un tejedor de seda se ocupa de tres telares como promedio —nunca de seis como ocurre en los Estados Unidos. El máximo número de telares que un técnico de reparación se encarga, es de 40 en las fábricas textiles— nunca de 100 como ocurre aquí. En la sala de corte, cada ayudante realiza las dimensiones para su propio operario de tejedoras, y se encarga de una sola máquina. En los Estados Unidos un ayudante se ocupa de tres máquinas.

Descubrí que los métodos de eficiencia se usan en la URSS al igual que en los Estados Unidos, aunque con propósitos diferentes. En los Estados Unidos se le pide al experto en eficiencia obtener más beneficios para los accionistas, mientras que en la URSS la eficiencia se utiliza para sacar más producción con el objetivo de abastecer la demanda de los consumidores, ya que hay un déficit de textiles. El producto de este incremento de la producción se devuelve a los obreros en forma de salarios más altos, nuevas maquinarias, más vacaciones, etc.

Puedo decir con toda franqueza que el sistema de stretchout no se usa. Para que puedan entender aquellos que no están familiarizados con la industria textil debo decir que el stretchout es un esquema capitalista con el cual una tarea se incrementa con el fin de obtener la misma cantidad de trabajo mediante el empleo de un menor número de personas y el pago de menores salarios. Por ejemplo, en la sala de tejido, donde esta práctica es más usada, tres hombres pueden estar ocupándose de sesenta telares, o de veinte telares cada uno. Los patrones se dan cuenta de que no producen suficientes ganancias, entonces despiden a un hombre, y ponen a los otros dos a ocuparse de sesenta telares entre ellos. Esto significa un 33⅓% de incremento de trabajo. En muchos casos se les recorta el salario y se les dice que podrán tener muchos mejores salarios con los telares extras. Resulta que cada obrero nunca recibe más del 10% del salario que ganaba cuando se ocupaba de sus 20 telares originales, pero produce un tercio más que anteriormente. Los dos obreros juntos ganan 20% más de salario—si tienen suerte— mientras el bolsillo del patrón recibe el resto.


Condiciones de trabajo

La iluminación en las fábricas soviéticas es excelente. Las ventanas tienen una separación de alrededor de seis pies (1,8 m) , y miden seis pies de ancho y ocho (2,4 m) de altura. La ventilación es tan buena que los sistemas de ventilación mecánicos en uso son prácticamente innecesarios. Sin embargo, las condiciones de los inodoros en las fábricas soviéticas son muy malas. Cuando hice esta observación me dijeron que el gobierno está dedicando millones de rublos anuales para resolver esto.

Los obreros reciben inspecciones de salud obligatorias dos veces al año, y cualquiera sin la salud adecuada se le libera del trabajo y se le manda a descansar a casa, a un sanatorio o a un hospital. Mientras tanto recibe su paga total, así como atención médica y alojamiento gratuitos.

Tan pronto como una mujer sabe estar embarazada se lo dice al supervisor, y si está haciendo un turno nocturno se le libera de éste. Se le dan dos meses de vacaciones antes de que nazca el niño, y regresa al trabajo dos meses después del nacimiento. Mientras tanto la madre recibe la paga completa, y los servicios médicos y cuidados hospitalarios son gratuitos. El hospital le proporciona al bebé un equipo completo, que consiste en ropa, cama y mantas. También la madre recibe una comida especial durante cierto período de tiempo, antes y después del nacimiento del niño. Cada taller o fábrica tiene una guardería. Si la madre está amamantando a su hijo se le permite un período de lactancia cada tres horas para ir a la guardería y alimentar al niño.

Los obreros comen en un comedor anexo al taller que está gestionado por los mismos obreros. Los comedores son largos y aireados, la comida es buena y su precio es muy bajo.

Todos los obreros que no están educados asisten a la escuela que dispone el taller para sus obreros.


Horarios

Los obreros textiles trabajan siete horas por día durante cinco días a la semana. El sexto día es de descanso. No pueden fumar en las máquinas, pero existe una sala de fumadores y una biblioteca. Tienen un período de 5 minutos de descanso cada hora.

Los trabajadores de hasta 18 años de edad tienen una jornada de seis horas. De estas, trabajan cuatro horas en el taller y estudian dos, sin embargo, se les pagan las seis horas completas. Por debajo de la edad de 18 a nadie se le permite trabajar en el turno nocturno.

Cuando le hablé de esto a una amiga en Estados Unidos, me dijo: “Bueno, tenemos una imagen en nuestras mentes de esas condiciones ideales, pero ellas no corresponden a la realidad de Estados Unidos. Yo tengo que trabajar en un taller de algodón desde las 6 de la mañana hasta la 1:30 de la tarde. Durante estas 7½ horas no me permiten tiempo de comida— tengo que comer mientras trabajo.”

Estos buenos salarios, condiciones y horarios son posibles gracias al resultado del maravilloso plan de seguro social que tiene la Unión Soviética, y por los cuales nosotros los obreros norteamericanos, estamos luchando duro para obtener con nuestro Proyecto de Seguro Social Obrero —H.R. 2827.


Talleres de confecciones

También investigué la industria costurera en la Unión Soviética. Un taller de confecciones de prendas en Simferopol da una buena idea de la industria costurera en la Unión Soviética. Este taller emplea 2,200 trabajadores— tártaros, judíos, ucranianos, rusos y otras 18 nacionalidades. No existe discriminación racial o nacional contra alguno de ellos.

El departamento de corte de este taller trabaja dos turnos de 7 horas. Los obreros mayores trabajan 7 horas, los jóvenes menores de 18 trabajan 6 horas. Los diseñadores ganan 600 rublos por mes. El salario de los cortadores varía entre 200 y 300 rublos al mes.

Los salarios no son tan altos en los comercios de prendas de vestir como en la industria textil. Sin embargo, al igual que en todas las demás fábricas, existe asistencia médica gratuita, las mismas vacaciones y liberaciones por enfermedad con pago, la misma atención especial para las madres y para los obreros jóvenes. Talleres y fábricas tienen sus propias tiendas de víveres. Algo que noté fue la gran cantidad de frutas frescas y vegetales que se exhibían en estas tiendas.

Las mesas de trabajo para las muchachas obreras estaban construidas en forma de grandes herraduras. Dentro de estas herraduras se sientan las obreras con los codos apoyados en la mesa. El sistema de transporte se utiliza para traerle el trabajo al obrero y para retirarlo también. De los 2,200 trabajadores de este taller solo una muchacha usaba luz artificial. Había muchísima luz natural para el resto.

No había jefes merodeando y diciéndole a las muchachas de apurarse o si no perdían el trabajo. Las muchachas tampoco tenían que salir con los jefes para mantener sus puestos de trabajo.

Aquí, como en cualquier parte de la Unión Soviética, no había desempleo. En el momento que lo desee, un obrero puede cambiar de puesto de trabajo. Simplemente le dice al supervisor a dónde quiere ir y le da un preaviso con siete días de anticipación. Entonces se le transfiere a su nuevo puesto de trabajo sin pérdida de salario. No pude evitar hacer una comparación mental con la incapacidad de la mayoría de los obreros norteamericanos para mantener su empleo, ya no hablemos de cambiar de un trabajo a otro sin pérdida de salario.


Los sindicatos en la U.R.S.S.

Los obreros dirigen sus sindicatos al igual que dirigen su gobierno. Durante toda mi estancia en la Unión Soviética no vi ninguna huelga o manifestación con policías apaleando a obreros. Cuando le comenté esto a un obrero, éste me dijo: “Cuando queremos mejoras de las condiciones, podemos conseguirlas a través de nuestro sindicato. El gobierno es nuestro gobierno, dirigido por nosotros a través de nuestros sindicatos, por lo que no hay necesidad de hacer huelgas contra nosotros mismos”.

Los sindicatos en la U.R.S.S. son industriales y no divididos por oficios. Cada fábrica trabaja a tiempo completo, la mayoría en tres turnos de 7 horas. Los miembros de los sindicatos que muestran algún talento particular en alguna especialidad determinada —actuación, escritura, medicina, ciencia, investigación, etc— son liberados por los sindicatos del trabajo en las fábricas y se mandan a la escuela o a la Universidad, y mientras estudian se les paga. Conocí a un actor que actuó en la película Chapaev— anteriormente era un trabajador textil como yo.

El salario promedio en la Unión Soviética en 1932 era de 108 rublos al mes. En 1933 fue de 198, en 1934 de 217 rublos al mes. En la medida que suben los salarios, el costo de la vida baja. Antes de la revolución, el salario promedio era de 27 a 38 rublos al mes. ¡Y hoy el poder adquisitivo del rublo es tres veces mayor!

¿Cómo es posible que el costo de la vida descienda mientras los salarios suben? En la medida que los trabajadores en las fábricas, minas y talleres, sacan más producción, más y mejores bienes, más riqueza social se produce. Como resultado del aumento de la producción, más y mejores maquinarias se pueden instalar, y los salarios se elevan. Y debido a que no hay beneficios y no existen dueños privados de las fábricas o accionistas, los precios bajan. La producción de las fábricas se establece para un año determinado a través del Comisariado de la Industria Ligera, y se basa en las necesidades de las personas del país, en los materiales que se disponen y en la capacidad de los trabajadores para producir. El cincuenta por ciento de las riquezas incrementadas se destina cada año al Fondo de Condiciones de Vida, lo cual se utiliza para seguir mejorando las condiciones de vivienda y de vida.

Un ejemplo interesante de la manera en que los obreros están protegidos por sus propios sindicatos ocurrió en una fábrica que visité, donde un médico visitante descubre una obrera que se quejaba de dolores en la espalda. A las 10 am recomendó que su banco se levantara en un pie (0,3 m). A las 11:30 el banco había sido elevado de acuerdo con la recomendación del doctor.


Religión en la Unión Soviética

En Leningrado me encontré con un antiguo compañero de escuela, Rev. Padre Leopold Brim, quien había asistido conmigo a la escuela parroquial “Sagrado Corazón” en New Bedford. Es un sacerdote católico romano, de ascendencia franco-canadiense como yo, que vive en la Unión Soviética y practica su fe allí. Desde luego resultaba de gran interés para mí, por el hecho de ser yo un practicante católico y de haberme encontrado con un amigo de la infancia que era un sacerdote católico en la Unión Soviética.

Me dijo que el gobierno soviético no tenía ningunas intenciones de interferir con él o con sus feligreses, ni de impedir que practicase libremente su religión. Por supuesto que existe mucho sentimiento antirreligioso entre los obreros, me dijo. Esto es natural, porque, como me explicó, durante el zarismo la religión fue usada por el capitalismo para reprimir a los obreros. Desde que los obreros tienen ahora su propio gobierno y no existe más un gobierno capitalista, la iglesia ha sido separada del Estado. La religión es ahora lo que debe ser: un asunto personal. Cuando le pregunté por qué muchas iglesias se han cerrado y han sido usadas para otros fines, me explicó que la mayoría de la gente que sigue las doctrinas de la iglesia son personas mayores, y que son muy pocos como para contribuir al mantenimiento de tantas iglesias y pagar los impuestos de los bienes de la iglesia.


Primero de Mayo en Moscú

No tengo las dotes de orador o poeta para poder describir el Primero de Mayo en Moscú. El espectáculo de obreros libres y felices, marchando por millones, despreocupados, cantando, ciento por ciento apoyando a su gobierno, mientras el Ejército Rojo marchaba y aviones rugían en lo alto para mostrar al mundo la disposición de los obreros soviéticos en defender su gobierno; el temple de los jóvenes; las personas de 75 años o más, que habían conocido la opresión bajo el zar, marchando cogidos de los brazos con los niños que habían crecido bajo el Socialismo— todo eso fue una experiencia tremenda para mi, de la cual jamás podré olvidarme.

El Primero de Mayo en Moscú sin dudas hace de Mr. Hearst un mentiroso, así como a sus escritorzuelos pagados, a los así llamados “Socialistas” como Lang, Smith, Admiral Stirling, Ripley, y al resto de esa jauría. En mis 6.000 millas de viaje por la Unión Soviética, incluyendo Ucrania, no vi un solo caso de hambre o desnutrición, sino todo lo contrario, un pueblo sano y feliz trabajando valientemente para construir el socialismo. Mandamos un telegrama a los Amigos de la Unión Soviética y a las sedes del Partido Socialista confirmando esto.


Educación

La Unión Soviética es el único país del mundo donde a los estudiantes se les paga mientras estudian. En todos los lugares donde estuvimos se construían nuevas escuelas. La gente leía en cada fábrica o taller, en los tranvías, en la calle. El día en que se publica alguna nueva novela sobre el avance del Socialismo en la Unión Soviética, se produce una carrera desenfrenada en las librerías, y con frecuencia, antes de que anochezca, la primera edición completa se agota.

En Gorlooka visité una casa de húerfanos, donde niños desde 4 a 12 años, cuyos padres han muerto, viven y estudian. Elegí a un chico de alrededor de 11 años y lo entrevisté a través de un intérprete. Sus respuestas claras y la aprehensión de la información me asombraron.

“¿Qué forma de gobierno preferirías tener — el de Alemania o el de la Unión Soviética?”, le pregunté.

“¿Se da cuenta usted de todo lo que tendríamos que sacrificar si regresáramos al capitalismo?”, respondió. “Aquí todo el mundo trabaja, tenemos bastante para comer, ropas, y sobre todo, libertad. ¿Qué tienen en Alemania? La opresión de la clase dominante. No hay libertad de expresión. Existe un loco que se llama Hitler que masacra o manda a las prisiones aquellos que discrepan de él y no aprueban su forma de gobierno.”

Intenté ponérselo más complicado, pensando que seguramente no sabría nada al respecto, y le pregunté: “¿Qué piensas de Huey Long?” El chico me contestó: “Tenemos algunos Huey Longs en Rusia, solo que aquí los llamamos por su nombre: globos. Grandes bolsas rellenas de aire caliente.”

Cuando terminé de preguntarle, entonces él comenzó a entrevistarme a mí. Preguntó muchas cosas acerca de nuestros sindicatos, de las condiciones de trabajo en Estados Unidos, y así sucesivamente. “¿Qué piensa usted de la N.R.A. (National Recovery Administration)?”, me preguntó de repente.

Le hice un guiño al intérprete. “Es algo bueno,” le dije al chico. “Si se pone al servicio del trabajo vamos a obtener todo lo que queremos.”

El chico miró perplejo y le dijo al intérprete: “O este tipo está loco, o es muy ignorante, o simplemente se está burlando de mi. Todo el mundo sabe que la N.R.A. es buena para una sola cosa: para incrementar los beneficios de los dueños a costa de los obreros.”

Quiero enfatizar el hecho de que los niños rusos, sin embargo, no son amanerados, ni están mimados, ni son impertinentes. Son brillantes, saludables, están bien informados y se interesan por el deporte y por los juegos. Tienen una seguridad y un dominio de sí mismos que solo la verdadera libertad puede ofrecerles.


De vuelta a la tierra del desempleo

Al regreso de Leningrado por la ruta del Canal de Kiel, veíamos con frecuencia obreros alemanes. Los saludábamos y ellos nos respondían con el saludo nazi alargando sus brazos hacia afuera en ángulo. Luego miraban cuidadosamente a su alrededor, llevaban lentamente sus brazos hacia atrás y apretaban sus puños en saludo rojo a la hoz y al martillo que ondeaba en nuestra proa.

En Londres dos cosas me llamaron la atención: la suciedad del metro en comparación con el de Moscú, y las multitudes de personas paradas mirando las vidrieras de los negocios, en los cuales difícilmente alguien entraba. En Moscú las tiendas están repletas de personas, y el gentío corre de una tienda a otra, como si tuvieran temor de que los productos fueran a desaparecer antes de poderlos comprar.

No hacía ni cinco minutos que me encontraba en Nueva York cuando vi una manifestación con policías que amenazaban a los manifestantes.

Mucho más no puedo relatar por falta de espacio. Me hubiera gustado hablar de cómo se tratan a las 168 diferentes nacionalidades de la URSS y la absoluta falta de prejuicios raciales que existe; haber escrito largo sobre el Ejército Rojo y su papel en promover la paz; de la libertad de prensa y la enorme cantidad de periódicos y libros que se venden o se entregan a los obreros; del maravilloso nuevo metro de Moscú, donde al dejar caer una colilla de cigarro, recibí una reprimenda de un obrero protestándome por estar ensuciando su metro con una simple colilla; de las nuevas casas, escuelas, fábricas y hospitales que se construyen por todas partes; de la maravillosa solidaridad de los obreros; de cómo me divertí con ellos en sus días de descanso, yendo a picnics, cantando con ellos, comiendo su buena comida, bebiendo su buen vino; de las cooperativas de producción agrícola, en una de las cuales, después de inspeccionar la porqueriza, nuestro delegado campesino dijo: “Diablos, aquí tratan mejor a los cerdos que como nos tratan a los campesinos en Michigan”; de los teatros obreros, museos, parques de cultura y descanso, y muchas otras cosas más.

Todo lo que puedo decir es esto: HEARST MIENTE. El Socialismo funciona; lo he visto yo funcionar en la Unión Soviética.

No aprendan sobre la Unión Soviética de los enemigos de los obreros— los Hearts, los Langs, la prensa capitalista. Conozcan de la Unión Soviética a partir de las publicaciones de los Amigos de la Unión Soviética, de los hermanos de sus sindicatos, miembros de sus iglesias y organizaciones fraternales, que han estado allá y han visto el Socialismo en la práctica, que se han dado cuenta de que sí funciona.


*El artículo original en inglés se puede descargar en diferentes formatos desde esta página: http://archive.org/details/HowIGotFatLo ... vietRussia

4 de enero de 2011

Manual del torturador español ( X. Makazaga ).


pocos conceptos como el de tortura provocan una reacción tan unánime, con independencia de cultura, credo o condición, la mayor parte de las personas mostrará su rechazo, su repugnancia ante la tortura.

Por otra parte, a nivel popular, el concepto de tortura está asociado a la intolerancia ideológica y a los peores y más crueles regímenes políticos: tortura y dictadura se nos presentan como sinónimos. Por ello, cuando se habla de tortura, se da por supuesto que nos estamos refiriendo a países del tercer mundo, países en vías de desarrollo, no a nuestros países democráticos, a «Occidente».

Por eso, cuando afirmamos que en el Estado español se producen casos de tortura, la reacción que encontramos es de asombro. ¿Tortura en España? ¡No, aquí no se tortura! Se da por supuesto que el Estado español es una democracia, que esta práctica está desterrada desde hace muchos años, que la «Transición» erradicó esta «lacra».

Si insistimos en que la tortura se practica en el Estado e informamos que existen organizaciones que se dedican a luchar y denunciar los casos de tortura que se producen en él, nuestro interlocutor se pondrá a la defensiva, y probablemente concluirá con que esas afirmaciones obedecen a fines y/o consignas inconfesables… y que constituyen un peligro para la democracia…

Pero la realidad es obstinada y ahí están los informes de organizaciones nacionales (TAT), estatales (Coordinadora para la Prevención de la Tortura) e internacionales (Amnistía Internacional), así como de los diferentes organismos de NNUU para la defensa de los Derechos Humanos (Comité de NNUU contra la Tortura, Relator Especial de las NNUU para la cuestión de la Tortura, Comité Europeo para la Prevención de la Tortura…).

Según los informes publicados por la Coordinadora para la prevención de la tortura: En el Estado español al menos 5.686 personas denunciaron haber sido torturadas o sufrido agresiones y/o malos tratos cuando se encontraban bajo custodia, policial o penitenciaria, entre los años 2001 y 2008. Y estos datos no son la totalidad de las agresiones constatadas por la Coordinadora.

Por esto, cuando hace un tiempo, Mikel Soto, de Txalaparta, me pidió un prólogo para el nuevo libro de Xabier Makazaga…. No tuve ninguna duda y acepté el encargo sin pensarlo.

En esta nueva obra, y continuando su labor de denuncia y visibilización de la tortura, iniciada con sus anteriores obras: Torturadores & CIA y La Red. El tormento en la España constitucional, así como numerosos artículos en los medios de comunicación, Xabier repasa en algunos de los múltiples mecanismos institucionales que, aparentando negar y rechazar la tortura, contribuyen, en realidad, a maximizar su eficacia y, sobre todo desde hace unos años, a justificar su práctica
y lograr apoyo social para la misma.

Xabier nos ha reunido en un solo texto abundante información y referencias que son poco conocidas, algunas de las estrategias utilizadas por las agencias de inteligencia y cuerpos policiales internacionales, cuyo conocimiento nos ayudará a comprender situaciones concretas en el Estado español y, así, poder afrontar, aquí y ahora, la lucha contra la tortura. Así irá desgranando las técnicas utilizadas por el Ejército francés en Argelia y los manuales de la CIA utilizados en la Escuela de las Américas que sirvieron y sirven de base a las actuales técnicas de interrogatorio; la experimentación de nuevas técnicas de tortura con el doble objetivo de romper la voluntad y conciencia del torturado y evitar dejar marcas detectables en el mismo, haciéndolo de la forma más fácil y controlable para el torturador… Pero también las formas de negación de la tortura por los responsables políticos y policiales, como la utilización por la CIA de supuestos «manuales para denunciar falsas torturas» para negar las acusaciones de torturas contra las tropas americanas tras el 11-S, las campañas de criminalización de las personas y organizaciones defensoras de los Derechos Humanos…

Todo lo anterior procede de estados democráticos, pero es fácilmente extrapolable al Estado español, como el lector podrá comprobar leyendo el libro de Xabier Makazaga y los informes de las organizaciones contra la tortura ya mencionadas.

27 de agosto de 2010

¿QUÉ ES EL COMUNISMO?



Texto del video extraido del Cuaderno de Formación básica de JJ.CC Nerja
( http://juventudescomunistasdenerja.blogspot.com )

¡Espero que sea de vuestro agrado!

14 de junio de 2010

El Capital de Carlos Marx en Comic por Max y Mir



Un cómic que explica de forma sencilla El Capital de Karl Marx.

Prólogo:

La historieta, lejos de la insignificancia de ser un arte menor, posee el impacto comunicativo de la claridad del lenguaje directo. Al interés por esta obra fundamental de Marx, unimos así la oportunidad de comprender los conceptos más esenciales por parte de todos. Y cuando escribo "todos" a eso me refiero: estos conceptos, ideas esenciales contenidas en el primer libro de la obra "El Capital", han sido editados pasando en la conveniencia de dar a conocer las revolucionarias ideas de Marx a las personas más diversas -lo que no se conoce, o se comprende mal, suele ser despreciado...- Las páginas de Max y Mir han dibujado y ayudan, de manera sencilla y eficaz a que intuyamos algunos de los puntos de partida del marxismo.

16 de abril de 2010


EL MITO DEL GULAG



R. Andreu

Partido comunista de España (reconstituido)



La imagen actual de Stalin y de su etapa al frente de la URSS ha sido objeto de una deformación sistemática, primero a iniciativa de la propaganda hitleriana y luego al amparo de la guerra fría. Indudablemente esa campaña, por más que se haya probado su inconsistencia y absoluta falta de rigor histórico, ha calado: Stalin es hoy sinónimo de terror, persecución, genocidio y campos de trabajo.

No cabe duda: la burguesía tiene pánico a Stalin y ese temor nos lo transmite a diario por todos los medios de intoxicación. Las razones son obvias: el movimiento comunista internacional alcanzó su fase de máxima pujanza precisamente bajo Stalin; la situación llegó a ser tan crítica para el imperialismo que realmente llegaron a temer su desplome. Había que hacer algo, borrar la imagen gloriosa de la Revolución de Octubre y de los bolcheviques e imponer una nueva imagen de diseño, plagada de tergiversaciones, mentiras y falsificaciones históricas de lo más burdas.
Los imperialistas nos insistieron durante décadas que la apertura de los archivos secretos del KGB demostraría sus afirmaciones; Gorbachov ordenó abrir esos archivos en 1989 y los primeros informes completos con las conclusiones se publicaron en 1993. Estas conclusiones no han tenido el eco mediático que merecían, sin duda porque refutan plenamente la campaña intoxicadora que hemos padecido durante tantos años.

Gracias a este trabajo se restablecerá la verdad sobre la obra revolucionaria, sobre la esencia y el contenido de la construcción del primer Estado socialista en el mundo. Es muy importante y absolutamente  indispensable.


15 de abril de 2010

Stalin. Carta a Ivanov

Stalin. Carta a Ivanov.




Carta de Ivanov al camarada Stalin


Al Camarada Stalin

de parte de Ivanov, propagandista

titular del Comité de Sector de la

Juventud Comunista Leninista de la URSS

en Manturov (región de Kursk).


Estimado camarada Stalin,


Le ruego encarecidamente de aclararme la siguiente cuestión:


Aquí donde me encuentro, así como en el Comité regional de la Juventud Comunista, existen dos maneras de concebir la victoria definitiva del socialismo en nuestro país, o más bien se confunde el primer grupo de contradicciones con el segundo. En las obras de usted sobre el destino del socialismo en la Unión Soviética se habla de dos grupos de contradicciones: las internas y las externas.


En cuanto al primer grupo de contradicciones está claro que las hemos resuelto: el socialismo en el interior del país ha triunfado.


Quisiera tener una respuesta acerca del segundo grupo de contradicciones, es decir, las que existen entre el país del socialismo y los países capitalistas. Usted señala que la victoria definitiva del socialismo significa la solución de las contradicciones externas, la completa garantía contra la intervención, y por consecuencia, contra la instauración del capitalismo. Sin embargo, este grupo de contradicciones puede ser resulto solamente mediante los esfuerzos de los obreros de todos los países.


También el camarada Lenin nos enseñaba que “se puede vencer definitivamente sólo a escala mundial, sólo mediante los esfuerzos unidos de los obreros de todos los países”.


En el curso de propagandistas titulares en el Comité regional de la Juventud Comunista de la URSS yo dije, basándome en las obras suyas, que la victoria del socialismo puede ser definitiva solamente a escala mundial; pero los militantes del Comité regional, Urogenko (primer secretario del Comité regional de la Juventud Comunista) y Kazelkcov (instructor de propaganda) califican mi intervención de “salida trotskista”.


Les mostré las citas de sus obras sobre esta cuestión pero Urogenko me dijo que cerrara el libro, afirmando que “eso lo decía el compañero Stalin en 1926, pero ahora estamos en el 1938; que en aquel momento no teníamos todavía la victoria definitiva, mientras ahora sí la tenemos, que no se trata de estar pensando ahora en la intervención y en la restauración”. Además me dice: “Nosotros tenemos ahora la victoria definitiva del socialismo y tenemos la total garantía contra la intervención y contra la restauración del capitalismo”. De esta forma me han considerado cómplice del trotskismo, me han sacado del trabajo de propaganda y han puesto en cuestionamiento mi permanencia en la Juventud Comunista.


Le ruego, camarada Stalin, que me explique si tenemos la victoria definitiva del socialismo o si todavía no la tenemos. ¿Puede ser que yo no haya encontrado la documentación de actualidad complementaria sobre esta cuestión en relación a algún cambio reciente?


Yo considero que la declaración de Urogenko es antibolchevique, sosteniendo que las obras de Stalin sobre esta cuestión ya están un poco envejecidas. ¿Puede ser que los militantes del Comité regional hayan tenido razón en considerarme trotskista? Esto me molesta mucho y me ofende.


Le ruego, camarada Stalin, que se permita responderme a esta dirección:


Iván Filippovich Ivanov,

Soviet de la aldea Pervi Zassiem,

Distrito de Manturov,

Región de Kursk.

18-1-38

Firmado: Ivanov.



Carta de Stalin al camarada Ivanov.


Al camarada Iván Filippovic Ivanov,


La razón la tiene usted desde luego y son sus adversarios ideológicos, es decir los camaradas Urogenko y Kazelkov, quienes se han equivocado. Y esto por qué.


Está fuera de dudas de que la cuestión de la victoria del socialismo en un solo país, es este caso el nuestro, tiene dos aspectos diferentes.


El primer aspecto de la cuestión de la victoria del socialismo en nuestro país abarca el problema de las relaciones entre las clases en el interior del país. Esto es en el campo de las relaciones internas. ¿Puede la clase obrera de nuestro país superar las contradicciones con nuestros campesinos y establecer con ellos una alianza, una colaboración? ¿Puede la clase obrera de nuestro país, en alianza con los campesinos, derrotar a la burguesía de nuestro país, arrebatarle la tierra, las oficinas, las minas, etc., y construir una sociedad socialista completa?


Estos son los problemas ligados al primer aspecto de la cuestión de la victoria del socialismo en nuestro país.


El leninismo responde a estas preguntas afirmativamente.


Lenin enseña que “nosotros tenemos todo lo necesario para la edificación de una sociedad socialista completa”. Nosotros podemos y debemos por lo tanto, con nuestras propias fuerzas, vencer nuestra burguesía y construir la sociedad socialista. Trotski, Zinoviev, Kamenev y caballeros similares, que se convirtieron más tarde en espías y agentes del fascismo, negaban la posibilidad de edificar el socialismo en nuestro país sin que antes la revolución socialista haya vencido en los otros países, en los países capitalistas. Estos caballeros, en sustancia, querían reconducir nuestro país hacia atrás en la vía del desarrollo burgués, cubriendo su apostasía con falsos argumentos sobre la “victoria de la revolución” en otros países. Ha sido precisamente sobre este punto en el que se han desarrollado las discusiones en nuestro partido durante estos días. La sucesiva marcha del desarrollo de nuestro país ha demostrado que el Partido tenía razón, y que Trotski y compañía estaban equivocados.


De hecho, mientras tanto, hemos sido capaces de liquidar nuestra burguesía, de establecer una colaboración fraternal con los campesinos y construir, en lo esencial, la sociedad socialista, aunque la revolución socialista no haya vencido en los otros países.


Esto es lo que respecta en cuanto al primer aspecto de la cuestión de la victoria del socialismo en nuestro país.


Yo pienso, camarada Ivanov, que su controversia con los camaradas Urogenko y Kazelkov no se refiera a este aspecto de la cuestión.


El segundo aspecto sobre la cuestión de la victoria del socialismo en nuestro país abarca el problema de las relaciones de nuestro país con los otros países, con los países capitalistas, el problema de las relaciones de la clase obrera de nuestro país con la burguesía de los otros países. Esto se da en el campo de las relaciones exteriores internacionales.


¿Puede el socialismo en un país que está rodeado por potentes países capitalistas considerarse completamente libre del peligro de una invasión armada (intervención) y, por consecuencia, del intento de restauración del capitalismo en nuestro país? ¿Pueden nuestra clase obrera y nuestros campesinos con sus propias fuerzas, sin una ayuda seria de la clase obrera en los países capitalistas, vencer la burguesía de los otros países, así como han vencido la propia burguesía? En otras palabras: ¿se puede considerar la victoria del socialismo en nuestro país definitiva, es decir, libre del peligro de una agresión militar y de intentos de restauración del capitalismo, mientras la victoria del socialismo existe en un solo país y mientras continúe existiendo el asedio capitalista?


Estos son los problemas que se asocian al segundo aspecto de la cuestión de la victoria del socialismo en nuestro país. El leninismo responde a estos problemas negativamente. El leninismo enseña que la victoria definitiva del socialismo en el sentido de una plena garantía contra la restauración de las relaciones burguesas es posible solamente a escala internacional (ver la conocida resolución de la 14ª conferencia del Partido Comunista de la URSS). Eso significa que la ayuda comprometida del proletariado internacional es esa fuerza sin la cual no se puede resolver el problema de la victoria definitiva del socialismo en un solo país. Esto no significa naturalmente que nosotros debamos quedarnos con los brazos cruzados esperando una ayuda desde fuera. Al contario, la ayuda del proletariado internacional debe ser conjunta con nuestro trabajo en el fortalecimiento del Ejército Rojo y de la Flota Roja para la movilización de todo el país en la lucha contra la agresión militar en los intentos de restauración de las relaciones burguesas.


Aquí tenemos lo que dice Lenin a propósito:


“Nosotros vivimos no solamente en un Estado, sino en un sistema de Estados, y la existencia de la República Soviética al lado de los otros Estados imperialistas por un período de tiempo no es concebible. Al final, el uno o el otro vencerá. Esto significa que la clase dominante, el proletariado, si quiere dominar y dominará, debe demostrarlo, también con su organización militar” (tomo 24 pág, 122, Ed. en ruso).


Y más adelante:


“Nosotros estamos rodeados de hombres, de clases, de gobiernos que declaran abiertamente su odio contra nosotros. Nosotros tenemos que recordar que estamos siempre a un pelo de una invasión” (tomo 27, pág. 117).


Esto está dicho con agudeza y con fuerza, pero también honestamente y llanamente, sin adornos, como sabía hablar Lenin.


Sobre la base de estas premisas, en las Cuestiones del Leninismo de Stalin se dice:


“La victoria definitiva del Socialismo es la plena garantía contra los intentos de intervención, y por lo tanto de restauración, ya que un intento de restauración puede tener lugar solamente con un serio apoyo desde afuera, solo con el apoyo del capital internacional. Por eso, el sostén de nuestra revolución por parte de los obreros de todos los países, y con mayor razón el triunfo de estos obreros, aunque solo sea en unos cuantos países, es la condición necesaria para la plena garantía del primer paso victorioso contra los intentos de intervención y de restauración, la condición necesaria para la victoria definitiva del Socialismo” (Cuestiones del Leninismo, 1937, pág. 134).


En realidad sería ridículo y tonto cerrar los ojos sobre el hecho del asedio capitalista y pensar que nuestros enemigos externos, por ejemplo los fascistas, no buscarán la ocasión de llevar a cabo una agresión armada contra la URSS. Pueden pensar así solamente los ciegos fanfarrones y los enemigos escondidos, que quieren adormecer al pueblo. No sería menos ridículo negar que en el caso de que una intervención militar tenga un mínimo de éxito, los intervencionistas tratarían en las zonas ocupadas por ellos de destruir el régimen soviético y de restaurar el régimen burgués. ¿Acaso Denikin y Kolchak no restauraron el régimen burgués en las zonas que ocuparon? ¿En qué son mejores los fascistas que Denikin y Kolchak? Negar el peligro de una intervención militar y los intentos de restauración mientras exista un cerco capitalista, solo lo pueden hacer los enredadores y los enemigos escondidos que quieren esconder con fanfarronerías la propia hostilidad o que tratan de desmovilizar al pueblo. ¿Pero es posible considerar la victoria del socialismo en un solo país definitiva si este país tiene alrededor un cerco capitalista y que ésta esté garantizada plenamente contra la amenaza de una intervención y de restauración? Está claro que no es posible.


Esta es la situación con respecto a la cuestión de la victoria del socialismo en un solo país.


Se deduce que esta cuestión contiene dos problemas diferentes:


a) el problema de las relaciones internas de nuestro país, o sea, el problema de la victoria sobre nuestra burguesía y la edificación del socialismo integral;

b) el problema de las relaciones externas de nuestro país, o sea, el problema de la plena garantía de nuestro país contra los peligros de una intervención militar y de restauración.


El primer problema ya ha sido resuelto, ya que nuestra burguesía se ha liquidado y el socialismo se ha ya edificado esencialmente. A esto lo llamamos victoria del socialismo o, más exactamente, victoria de la edificación socialista en un solo país. Nosotros podríamos decir que nuestra victoria es definitiva si nuestro país estuviera en una isla y si alrededor de él no hubiera numerosos países, países capitalistas. Y debido a que no vivimos en una isla sino en un “sistema de estados” del cual una parte considerable es hostil al país del socialismo, creando así el peligro de una intervención y una restauración, nosotros decimos que abiertamente y honestamente que la victoria del socialismo en nuestro país no es todavía definitiva. De aquí se deduce que el segundo problema no está todavía resuelto y que hará falta resolverlo. Más aún: no es posible resolver el segundo problema de la misma forma en el cual se ha resuelto el primer problema, o sea, mediante los esfuerzos únicos de nuestro país.


El segundo problema se puede resolver mediante la unión de los esfuerzos serios del proletariado internacional con los esfuerzos todavía más serios de todo nuestro pueblo soviético. Es necesario afianzar y consolidar los lazos proletarios internacionales de la clase obrera de la URSS con la clase obrera de los países burgueses, es necesario organizar la ayuda política de la clase obrera de los países burgueses a la clase obrera de nuestro país en caso de una agresión militar contra nuestro país, así como es necesario organizar cualquier tipo de ayuda de la clase obrera de nuestro país a la clase obrera de los países burgueses; se necesita reforzar y consolidar con todos los medios nuestro Ejército Rojo, nuestra Flota Roja, nuestra Aviación Roja, nuestra Sociedad de apoyo a la defensa aeroquímica. Se necesita que todo nuestro pueblo esté en estado de movilización para que esté listo a hacer frente al peligro de una agresión militar, para que “ninguna casualidad” y ninguna maniobra de nuestros enemigos externos nos puedan agarrar por sorpresa.


De su carta resulta que el camarada Urogenko tiene otro punto de vista, no del todo leninista. Él, de hecho, afirma que “nosotros tenemos ahora la victoria definitiva del socialismo y tenemos la plena garantía contra la intervención y contra la restauración del capitalismo”. Que no le quepa la duda de que el camarada Urogenko está completamente equivocado. Una afirmación semejante como la del camarada Urogenko solamente se puede explicar con la incomprensión de la realidad que nos rodea y con la ignorancia de los principios elementales del leninismo, o bien con la estéril jactancia de un joven burócrata enamorado de su persona. ¿Si realmente “tenemos la plena garantía contra la restauración del capitalismo” tenemos necesidad de un potente Ejército Rojo, de una Aviación Roja, de una potente Sociedad de apoyo de la defensa aeroquímica, del afianzamiento y de la consolidación de los lazos proletarios internacionales? ¿No sería mejor utilizar los billones que gastamos en fortalecer el Ejército Rojo en otros objetivos y reducir al mínimo el Ejército Rojo o incluso disolverlo totalmente? Personas como el camarada Urogenko a pesar de que subjetivamente están entregados a nuestra causa, objetivamente son peligrosos para nuestra causa, ya que con su jactancia, voluntariamente o involuntariamente (es lo mismo) adormecen a nuestro pueblo, desmovilizan los obreros y los campesinos y ayudan a los enemigos a agarrarnos por sorpresa en el caso de complicaciones internacionales.


En cuanto al hecho, camarada Ivanov, que por lo que parece “lo han sacado del trabajo de propaganda y le han puesto la cuestión de su permanencia en la Juventud Comunista” no se debe preocupar. Si los hombres del Comité regional de la Juventud Comunista quieren realmente parecerse al suboficial Priscibeiev, el conocido personaje de Chejov, podemos estar seguros que perderán. En nuestro país los Priscibeiev no gustan.


Ahora puede juzgar si ha envejecido el conocido fragmento del libro “Cuestiones del leninismo”, a propósito de la victoria del socialismo en un solo país. Quisiera yo mismo que envejeciera, para que en el mundo no hubiera cosas tan desagradables como el cerco capitalista, el peligro de una agresión armada, el peligro de la restauración del capitalismo, y otras por el estilo. Pero desgraciadamente estas cosas desagradables continúan existiendo.


12-2-1938

STALIN



Nota: Publicado en italiano en 1945 por el periódico L'Unità del Partido Comunista Italiano.

Traducido del italiano por JMenéndez.

Fuente de la versión en italiano.





22 de marzo de 2010

CAMPOS ROTURADOS


Mijail Shólojov



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Sholojov, Mijail - Campos roturados [1932-1960].pdf [1.37 Mb]


Campos roturados, de Mijaíl Shólojov

Por: Koldo


Esta genial obra del realismo socialista pertenece a Mijaíl Shojolov, para muchos el escritor más importante del siglo 20. Lo malo para él es que vivió y apoyó el primer régimen socialista de la historia dirigido por obreros y campesinos: la Unión Soviética. Además tuvo la mala suerte de estar orgulloso de este régimen socialista así como de su principal dirigente, Stalin. Es por ello que muy difícilmente encontrarás ningún libro de Shólojov en las estanterías europeas.

Es tanta su calidad literaria que en plena guerra fría recibió el premio Nobel de literatura.

Campos roturados es una novela de unas 700 páginas que nos ubica en uno de los episodios más difíciles de la lucha de clases en las tierras soviéticas: la colectivizacion de 1930.

Stalin manda 25 mil voluntarios bolcheviques de las ciudades a apoyar en las pequeñas aldeas de toda la URSS la línea del Partido Comunista referida a la colectivización y lucha contra los kulaks (campesinos ricos).

El marino Davídov de Leningrado llega a una pequeña aldea del Don. Allí comienza la labor de organizar a los campesinos pobres en el que llamaran koljós "Stalin" y que sufrirá la resistencia de los campesinos ricos en forma de boicot activo, primero, y luego más astutamente irán entrando en el koljós para minarlo desde dentro.

Algunos contrarrevolucionarios blancos también se encuentran escondidos en la aldea desde donde planean extender una rebelión cosaca contra los comunistas.

El camarada Nalgunov es uno de los campesinos más conscientes y veterano rojo de la guerra civil también ayudará a Davídov en la dura empresa de la colectivizacion. Su actitud resuelta contra los nuevos koljosianos de procedencia kulak le hará tener problemas con los superiores del Partido en el distrito y será condenado por su línea ultraizquierdista.

Nos enfrentamos a una multitud de personajes descritos con una parcialidad agradecida, que nos sumerge en la realidad de los años 30, donde la revolución se juega el todo por el todo tanto en la colectivización agrícola como en la deskulakización.

Una genial obra de arte que refleja magistralmente el acecho de los blancos (ex zaristas) sobre los bolcheviques, la introducción de los ricos en algunos puestos del Partido para actuar desde dentro y, como no, a los admirables y fieles obreros y campesinos pobres luchando hasta dar la vida por el sistema en el que creían, el sistema sovietico.